martes, febrero 05, 2008

Por inminente viaje a Inglaterra SE ALQUILA


Castillo en región de los montes Cárpatos con amplias y frescas estancias, hall central con escalera de mármoles interminable, varios salones de usos múltiples, multitud de dormitorios (varios de ellos con camas con dosel), comedor para banquetes impecable, cocina con muy poco uso.
Jardines con profusa vegetación y fauna silvestre (de preferencia noctámbula).
También cuenta con un complejo sistema de túneles y sótanos, incluida una cripta privada con gran sepulcro central discretamente ornamentado y espacio en las paredes para varios féretros más.
Ausencia de vecinos molestos.

Solicitar visita personalizada a:

Sr. Jonathan Harker
Poste Restante
Posada “La Corona Dorada”
Bistritz

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No apto para órdenes o congregaciones religiosas.

Salemo dijo...

Hablame de mazmorra y tipo de instrumentos de tortura:¿potro de tormento? ¿Televisón de 40 pulgadas con sintonía clavada algún programa de aire argentino?(Se me hace agua la boca de sólo pensarlo)?Show-match con los bailando?¿Gran hermano?.
De contestar en forma afirmativa,ni hablemos del precio.Es mío.

Anónimo dijo...

Sr. Salemo:

La mejor idea de las cualidades de la morada se la puede obtener sólo visitándola personalmente. Una vez en Bistritz tome un coche hasta el paso de Borgo. Allí esará esperándolo mi carruaje. No se preocupe en avisar cuándo llega; yo lo sabré de antemano.

Salemo dijo...

Confío en su buen criterio y ambilidad.Viajaré a la brevedad.Creo entrever a través de sus palabras a un gentil hombre,que sabrá guiarme con criterio en mi visita,no como otros agentes inmobliriarios con los que he tenido la desgracia de cruzarme.Algunos de ellos resultaron verdaderos chupasangres.
Saludos.
Salemo.

FANSHAWE dijo...

mr. harker : en tiempos en los que bram stoker escribio su famosa novela, bistritz, en la region de transilvania, pertenecia al imperio austro-hungaro. de hecho esta region fue parte de hungria hasta la primera guerra mundial, cuando paso a pertenecer a rumania, pais del que sigue siendo territorio.

Anónimo dijo...

Estimado Mr. Harker:

Espero que no haya tomado decisiones apresuradas y el castillo se encuentre aún libre. Como le expresé en mi última carta, me sentiría realmente feliz si usted me hiciera el honor de permitirme morar en tan espléndida residencia; usted sabe lo que eso significaría para mí.
Le envío un respetuoso saludo.

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Fanshawe:

Es cierto que este humilde lugar en el mundo ha cambiado muchas veces de mano en los últimos tiempos, aunque usted deberá admitir que una cosa es dibujar un mapa en una reunión de soberanos y otra muy distinta es cambiar la mente y estado de pertenencia de los verdaderos moradores de una cierta región. Al nombrar a Bistritz como referencia geográfica asumí que los interesados la ubicarían correctamente en la actual Rumania.
Gran parte de los malentendidos surgen de esa nouvelle que Mr Stoker perpetró, en la cual se difamaba al anterior dueño del castillo (llamémoslo el “Señor D...”). Se trata sin duda de un opúsculo escrito con toda la xenofobia que la supuestamente pujante y culta “civilización” británica de finales de la era victoriana demostraba ante “lo bárbaro” personificado en el inmigrante de la Europa oriental. Mas desinformación se debe a dos supuestos estudiosos del folklore, el Sr. Florescu y el Sr. MccNally, que guiados por Stoker intentaron demostrar que el castillo en realidad no existía. ¡Los invito a que vengan! ¡Los invito a pasar una noche aquí!
Mr. Stoker también trató bastante injustamente a mi bisabuelo, con quien comparto, entre otras cosas, el nombre, lo que ha originado, otra vez, más de una confusión; porque usted no pensará que yo he vivido más de ciento veinte años, ¿verdad?

Atentamente,
Mr. Jonathan Harker

Post Scriptum: Veo por la estampa que adorna su perfil que usted es un cultor del fino arte. Envíele mis saludos al bisnieto de Mr. Blake.

Anónimo dijo...

Estimada Condesa Mircalla:

El castillo aún está libre. Su solicitud será considerada con verdadero gusto.

Suyo,
Jonathan Harker