Estoy feliz.
Ayer pasé por mi proveedor de té habitual y me conseguí un kilo de hebras de un blend fuerte y con cuerpo, como para hacer una buena tetera a la mañana y enfrentar un día de trabajo. Hoy pienso darme una vuelta por el lugar donde venden café y comprar unos granos aptos para mi molinillo y máquina de café express. Ahora, sólo falta producir algo interesante y valioso, y no echarle la culpa de mi ineptitud a la falta de estimulantes.